EL ENTORNO

ITURRALDE. Una experiencia con mucho sentido.

Visitar Iturralde es una experiencia única para los sentidos. Situado a pocos minutos de San Sebastián y cerca del Parque Natural de Aiako Harria, Iturralde se encuentra enclavado en un lugar excepcional que sin duda nos permitirá disfrutar con todos los sentidos.

Nada más dejar el coche en su amplio parking, el paisaje nos brinda nuestra primera experiencia; la Naturaleza. Una Naturaleza que parece no tener fin en su capacidad de sorprendernos si estamos dispuestos a dejarnos sorprender: una alfombra de prados verdes que se extiende desde el caserío hasta los bosques que lo rodean, bosques que se visten para la ocasión dependiendo de la época del año en que los visitemos y por su puesto el agua que se intuye en todo momento. En estos días en los que sumergirnos en un baño de Naturaleza está de moda, Iturralde, de forma natural, nos invita a ello.

Mientras los ojos se regalan con sus vistas, el oído descubre sonidos casi olvidados. El canto de los pájaros ajenos a nuestro ajetreo diario, el susurro del viento jugando con las ramas de los árboles o el cantar del agua en sus pequeños saltos nos dan una idea de lo que unos ojos curiosos pueden descubrir. Perderse por alguna de las rutas que rodean al caserío nos pone no solo en contacto con la Naturaleza, sino también con los primeros moradores de esta tierra, pues en sus alrededores podemos encontrar dólmenes y otros monumentos megalíticos.

Los prados forman un continuo entre el caserío y el bosque. Una alfombra verde extendida a nuestros pies que los más valientes podrán disfrutar descalzos en nuestros jardines mientras disfrutan de un aperitivo o de un café después de la comida.

El agua riega los campos alrededor del caserío, y da de beber a los productos de la huerta, los mismos productos que luego aportarán los elementos necesarios para acompañar y vestir los platos que degustaremos.

 

Y mientras nos acercamos a la puerta de entrada de Iturralde, otro de nuestros sentidos, el olfato, se despertará. El olor a tierra, a campo, a flores y a brasa despertará sin duda nuestras sensaciones y recuerdos.

Todo ello nos prepara e invita a sentarnos a la mesa para disfrutar del placer de comer. La sencillez siempre esconde complejidad, como ocurre con los platos de los que vamos a disfrutar. Tradición y modernidad van de la mano en las cocinas de Iturralde. La tradición de unas recetas trasmitidas de madres a hijas no está en absoluto reñida con las técnicas de cocina moderna que elevan a otro nivel los sabores y texturas de los alimentos que vamos a probar.

Y al atravesar la puerta de entrada de Iturralde podemos darnos cuenta de esa tradición. Nos encontramos en un caserío de los de siempre, con sus techos altos, sus estancias espaciosas, sus vigas a la vista, donde cada detalle esta medido y colocado con mimo y detalle. El fuego, que en días de frío nos acompaña desde la chimenea, aportando ese plus de confort y de recogimiento que solo un fuego puede aportar. Y en los días de calor, la brisa que entra por sus amplios ventanales acompañara nuestra estancia. Unas rampas de acceso facilitan, en la medida de lo posible el acceso a personas con movilidad reducida.

Los muros de las casa no nos alejan de la Naturaleza pues la luz que se cuela por las ventanas juega con abrazarnos y acercarnos a esa belleza que nos rodea. Nos acoge y aporta ese plus de tranquilidad y armonía para que el disfrute de la comida se convierta en una experiencia única para los sentidos.

“On egin”